Ayer la vi. No supe bien de qué
manera reaccionar. Pasó por mi lado y la miré, al mismo tiempo ella bajó la
mirada y siguió hacia adelante, dejándome a su espalda. De qué manera sino, agachando
la mirada, y guardando en ella todo el daño que me hizo.
Me pregunto, "¿qué pasó
por tu mente? ¿Te acordaste de todos los besos que te di, mientras tú me repetías
una y otra vez que me querías, y que era lo mejor que tenías en tu vida?"
No lo sé,
ni siquiera sé si aún sigue pensando en mí, y si lo hace… de qué manera. Sin
embargo yo no puedo sacarla de mi mente ni un solo momento, ni un solo segundo.
No puedo evitar acordarme cada día de ese primer beso que nos dimos, o todas las veces que hicimos el amor. Era tan especial conmigo. Recuerdo perfectamente
cuando yo estaba en el sofá de casa, tan tranquila mirando la tele, venía de
repente, se subía encima de mis piernas y comenzaba a besarme, lentamente sin
parar, mientras notaba como su mano se paseaba por todo mi cuerpo, acariciando mi
piel, buscando cada parte de mí que más la excitaba, empezando por mi cuello y
bajando por mis pechos, mi cintura, mis piernas… recorría absolutamente todo, y
luego hacía lo mismo pero con su lengua. No te puedes imaginar hasta donde era
capaz de llevarme.
Estuvimos así bastante tiempo, éramos
tan felices, o al menos eso parecía. Yo lo era. No tenía nada que ocultar, le
gritaba al mundo lo mucho que la amaba, al mundo o a quién ella me permitía que
lo hiciera, pues su vida era tan diferente a la mía. Digo tan diferente porque
ella no fue capaz de gritarlo. Me amaba, por encima de todas las cosas, pero
prefería quedárselo guardado, de puertas para dentro. Eso fue algo que nos hizo que nos distanciáramos
poco a poco. ¿Acaso ella podía mandar en mi vida decidiendo cuando podía ser yo
y cuando no? ¿Una amiga? Yo no sé cómo se podía llegar a sentir ella, pero a mí
se me hundía la vida cada vez que pronunciaba la palabra “amiga” refiriéndose a
mí, y poco a poco me fue destruyendo por dentro. Yo no podía fingir, la amaba
demasiado y me sentía orgullosa de ello. Nos fuimos distanciando, nos dábamos cuenta y no fue capaz
de hacer nada por evitar mi adios, prefirió tirar la toalla. Yo regresé a mi vida anterior, y ella… no sé, no
sé que es de su vida, no sé nada de ella. Sólo sé que ayer me vió y agachó la
mirada.